domingo, 29 de octubre de 2006

Crítica | LA DOCTORA QUINN; Jane Seymour en un Colorado "light"

En una época en la que las esposas no pueden tener otra preocupación que la de vestirse correctamente, las organizadoras de bailes buscan chicas “limpias y cristianas” y los indios son brutalmente heridos por generales arrogantes, una mujer llega a Colorado Springs para ejercer la medicina y revelarse contra la sociedad. Suena a folletín clásico o a libro de de bolsillo sobre amor y aventuras, y en cierto modo lo es. Se trata de ‘La doctora Quinn’ ('Dr. Quinn, Medicine Woman'), la serie de principios de los noventa que lanzó a Jane Seymour y que se emite de lunes a viernes a las 21:00 en People+Arts.

No hay tanta crueldad en la serie creada por Beth Sullivan como podría haber, teniendo en cuenta el tiempo y lugar en el que trascurre la acción. La serie, una especie de ‘La casa de la pradera’ en versión feminista, pretende ser un entretenimiento políticamente correcto destinado a todos los públicos, por lo que la violencia contra los indios, por ejemplo, es rápidamente denunciada por la buena de Michaela Quinn (Jane Seymour) y el gentil Byron Sully (Joe Lando). Ambos se revelan contra una sociedad conservadora, claro que muchísimo menos racista y machista de lo que era en realidad, para no herir la sensibilidad de aquellos espectadores norteamericanos que, atraídos por el aroma clásico y puritano que desprende la serie, se sumaban a la audiencia de la popular teleserie.

La doctora Michaela Quinn se podría considerar una heroína moderna norteamericana, de esas que se ganan el aprecio de la mayor parte del público por ser feminista y, al mismo tiempo, dar la imagen de esposa perfecta, ama de casa intachable y, por supuesto, por ganarse la vida ejerciendo una profesión que tan buena acogida tiene entre el público televisivo. La doctora Quinn es adelantada a su tiempo, se revela contra despóticos generales, violentos soldados y reverendos sumisos, consuela a viudos gruñones, se convierte en una madre de concurso para tres huérfanos (Shawn Toovey, Chad Allen y Erika Flores) y hace cosas tan bonitas como bailar con la niña que se ha quedado sin pareja en el baile de turno.

El hecho de que ‘La doctora Quinn’ transcurra en un ambiente bastante más amable y edulcorado del que cabría haberse creado para una serie que buscase realismo no es, de todos modos, tan raro. En la televisión norteamericana hay que tener cuidado (al menos en los canales generalistas) y hacer productos que puedan ser digeridos por las grandes masas. En un canal como la CBS, a principios de los noventa, una historia en torno al SIDA o la homosexualidad hubiese sido demasiado pedir, y el tono de esta serie era exactamente el considerado adecuado. Al menos, ‘La doctora Quinn’ está muy lejos de tener más pretensiones que la de servir de cuento familiar, no se las da de serie histórica ni mucho menos de rompedora.

Jane Seymour, una de esas actrices ignoradas por el cine pero que arrastran multitudes en la pequeña pantalla, es la perfecta protagonista para la serie. La intérprete, que lleva en la profesión desde principios de los setenta, encarna a la doctora de forma adorable, demostrando saber defenderse en pantalla en las escenas más exageradamente melodramáticas, de esas en las que otras actrices se desmadrarían entre llantos fáciles y teatralidad.

Los títulos de crédito de ‘La doctora Quinn’ prometen algo mucho más grandilocuente de lo que después se ofrece, que no es sino una serie nostálgica y muy tópica, aunque lo dicho, cuentan con la actriz idónea para capitanear el proyecto y una recreación de la época (finales del siglo XIX) que no está nada mal en lo que se refiere a vestuario, peluquería y decorados. No es el retrato feminista más digno, pero las intenciones no eran malas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Precisamente en la quinta temporada hay un capítulo dedicado a la homosexualidad titulado The Body Electric donde aparece el escritor americano Walt Whitman conocido por su vida de escándalo. También tenemos capítulos a lo largo de la serie dedicados a la pena de muerte, la segregación racial, un capítulo dedicado a la masacre de Washita perpetrada por el general Custer, las minusvalías, el derecho a morir dignamente... Es necesario ver la serie completa porque realmente ofrece lo que promete y transgrede, está fue la razón por la que se canceló aunque la audiencia era amplísima y no se llegó a la séptima temporada. Denunció tanto que se convirtió en molesta, reescribió la historia de los Estados Unidos desde el punto de vista de los nativos de forma valiente. Los fans consiguieron 2 películas extras y todavía luchan.

Francisco dijo...

Muy atinados tus comentarios que apuntalan una crítica coherente con lo que realmente es la serie. Considero que en el doblaje hecho para Mexico la voz que doblo a la Dra. Quinn (Magdalena Leonel de Cervantes Mendoza) mantuvo dicha congruencia entre lo que se veía y se escuchaba... Y por ello tuvo tantos seguidores de habla hispana
http://es.doblaje.wikia.com/wiki/Magdalena_Leonel