Las cinco protagonistas de la serie
La segunda temporada arranca con la misma belleza visual que la anterior, con más oscuridad pero con el mismo buen hacer del equipo técnico. Si algo se ha perdido no hay que buscarlo por ese lado. Es el guión el que tiene la respuesta.
La historia es retomada en el punto exacto en que acabó. Susan (Teri Hatcher) y Mike (James Denton) se enfrentan a Zach (Cody Kasch) en casa del fontanero. En esa introducción al capítulo encontramos uno de los guiños más maliciosos de la temporada, cuando Susan dispara el revolver y la bala sale de la casa atravesando el cristal. Pero este detalle no tendrá sentido hasta el final de la temporada, ya en otra casa del vecindario y con una bala que atraviesa un cristal en sentido contrario. Por otro lado, Rex Van de Camp (Steven Culp), el marido de Bree (Marcia Cross), ha muerto y la viuda tiene que enfrentarse a su suegra, una sobreactuada Shirley Knight que consiguió una sorprendente nominación al Emmy por este papel. Lynette (Felicity Fuffman), por su parte, se enfrenta a su primer día de trabajo con doble dificultad, tiene que trabajar, en efecto, y peor aún, dejar a su marido Tom (Doug Savant) a cargo de los niños. Por último, Gabrielle (Eva Longoria) está enfrascada en una lucha por demostrar su arrepentimiento a su marido (Ricardo Antonio Chavira) y por tapar viejos agujeros.
En esta segunda temporada, la voz en off de Mary Alice (Brenda Strong) suena bastante más repetitiva, usando fórmulas que hemos oído ya demasiadas veces (“...por suerte para Ida, Dios estaba escuchando...”). Respecto al “secreto” de la nueva etapa, no solo no consigue causar el impacto del suicidio de la señora Young en el espectador, sino que encima no trastoca (por el momento) la vida de las vecinas, por lo que el interés despertado es muy inferior. Los personajes, por su parte, han sufrido las consecuencias de un guión desgastado: en la segunda escena en que aparece, Teri Hatcher ya está haciendo el idiota de forma exagerada (las gasas en la boca y la voz distorsionada) y sus escenas dramáticas parecen estampadas en el guión para su mayor lucimiento en vez de estar ahí en favor de la historia; a Eva Longoria le falta tiempo para aparecer saliendo de la ducha y encontrarse con un jardinero que, ¡sorpresa!, no lleva la camisa puesta; a Felicity Huffman le quitan todo el encanto de su Lynette al sacarla de su hábitat natural, la casa rodeada de niños en la que tan mal se manejaba (para disfrute de la audiencia).
Sólo el personaje de Marcia Cross parece avanzar en buena dirección en 'Después'. Por eso, cuesta creer que sea esta actriz la que menos reconocimientos ha recibido por la serie. Hatcher tiene un generoso Globo de Oro, Huffman un merecidísimo Emmy y Longoria tiene contratos multimillonarios con distintas firmas además de fama internacional. Pero Cross se ha convertido en la eterna nominada o aspirante-a del grupo, un título que le queda pequeño a esta estupenda actriz, que hace el mejor trabajo del reparto en esta temporada. Respecto a Nicollette Sheridan, a pesar de tener destellos divertidos con Hatcher (con la que tiene una química increíble), no ha logrado que los guionistas le den un papel sustancial, a pesar de ser una actriz muy superior a lo que la consideran.
En este comienzo de la segunda temporada, que se emitió en TVE-1 hace unos meses, sigue habiendo ciertos puntos destacables (la conversación alrededor de la revista porno del difunto, el incidente de la corbata en el funeral con esa desagradable visión del pálido cadáver, una contenida y enigmática Alfre Woodard...), pero lo destacable en la primera etapa no eran ciertos puntos sino el todo. Esperemos que la tercera temporada siga el ejemplo de la primera y no se siga perdiendo en ese camino de zarzas que tomó en la segunda.
El capítulo 'Después', de 'Mujeres desesperadas', tiene un nuevo pase en FOX el lunes a las 9:18 de la mañana.
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