Antes de nada habría que dejar claro que nadie podría haber dado vida a la actriz Audrey Hepburn y salir del todo airosa. Quizás por eso, puestos a equivocarse, los responsables de ‘La historia de Audrey Hepburn’ ('The Audrey Hepburn Story') no se preocuparon demasiado en elegir a la mujer que interpretase a una de las de las estrellas de cine más recordadas del siglo pasado. El hecho de que la propia Jennifer Love Hewitt sea co-productora ejecutiva de este telefilme, que se emitió ayer y se ha repetido hoy en Cosmopolitan, explica algo más este rotundo e imperdonable error de casting.
Love Hewitt, una confesa admiradora de Audrey Hepburn, no debió de ser capaz de resistirse a la tentación de ponerse en la piel de la actriz belga. Muchas otras hubiesen huido de tal responsabilidad dándola por imposible, pero esta actriz debió creer que podría con ello. Visto el telefilme, sin duda se equivocó.
Este biopic televisivo se abre con una recreación de la famosa escena del taxi llegando a Tiffany’s en ‘Desayuno con diamantes’ (Blake Edwards, 1961). Solo ver el taxi ya queda claro que estamos ante una pobre imitación de la película de Edwards, pero la cosa empeora cuando descubrimos a Jennifer Love Hewitt dentro del vehículo. En la misma escena, un exagerado Michael J. Burg da vida a Truman Capote, que parece todo menos contento con la elección de Hepburn para protagonizar la película basada en su novela. Pronto se recurre al flashback para contar cómo ha llegado la actriz hasta la cumbre de Hollywood.
En Bruselas, antes de la Segunda Guerra Mundial, una Audrey Hepburn que cuenta con ocho años (interpretada en este tramo por Sarah Hyland) comienza a vivir el drama familiar que supone el abandono de su padre (Keir Dullea). Ese padre ausente también juega un papel importante en el comportamiento de la Hepburn adolescente (Emmy Rossum), constantemente preocupada por cuándo volverá a verlo una vez en el internado británico. Pero el encuentro entre ellos, en el aeropuerto desde el que Audrey partirá hacia Holanda para reunirse con su madre (Frances Fisher), es más bien frío y no hace más que empeorar las cosas.
Pasada la Segunda Guerra Mundial, la vida de Audrey Hepburn va tomando poco a poco la forma de un cuento de hadas. Primero consigue llegar con el baile mucho más lejos de lo que había pensado, a pesar de su altura. Después la contratan para pequeños papeles en distintas películas y, poco a poco, va enamorando con su encanto a todo aquel que se cruza en su camino, logrando abrirse camino en el duro mundo de la interpretación. Primero conquista Broadway y después la meca del cine. Todo lo hace vestida con los mejores diseños y sin renunciar a su dulzura y buen corazón. De cuento, vamos.
Lo malo de ‘La historia de Audrey Hepburn’ no es tanto lo largo que es el telefilme. Hay una historia interesante que contar y se le habría sacado mayor partido, incluso con ese guión tan pesado, si la actriz que interpretase a Hepburn tan sólo tuviese una séptima parte del encanto que tenía la interpretada. Con ese pestañeo incesante y esas muecas dramáticas tan suyas y tan fuera de lugar, Jennifer Love Hewitt no solo carece del encanto físico de Audrey Hepburn, sino que tampoco está dotada con un solo pedazo del talento que hacía de la actriz belga un monstruo de la interpretación. Donde Hepburn estaría encantadora Jennifer Love Hewitt está gestera, pasada de vueltas y, en definitiva, nada convincente.
Interpretada por Love Hewitt, nadie se cree que una chica como esa sería admirada y despertaría el interés de tantos y tantos. La Audrey Hepburn de esta actriz estadounidense es una mujer ñoña y de aires demasiado infantiles, alguien que no podría haber llegado a ser elegida para protagonizar ‘Gigí’ en Broadway, ni por supuesto ‘Vacaciones en Roma’ (William Wyler, 1953) o ‘Historia de una monja’ (Fred Zinnemann, 1959). En la recreación del mítico paseo en la Vespa de ‘Vacaciones en Roma’, Jennifer Love Hewitt parece una sátira de sí misma. No importa los modelitos que luzca, no llega en ningún momento a rasgar siquiera la superficie del personaje que interpreta.
Otros de los actores, como Eric McCormack (‘Will y Grace’) dando vida a Mel Ferrer y Gabriel Macht en el papel de William Holden, tampoco están precisamente acertados en sus actuaciones. Son dos piezas más en este fallido puzzle que parecen sacadas del sitio donde deberían estar.
Volviendo a la narración, uno de los momentos clave de ‘La historia de Audrey Hepburn’, el reencuentro de la actriz con su padre tras años sin verse, está francamente desaprovechado. La escena no está escrita con el dramatismo preciso y los actores no son capaces de sacarla adelante, algo que, llegado ese momento en el telefilme, no es que sorprenda, pero constituye una nueva decepción en este flojísimo biopic de Steven Robman.
‘La historia de Audrey Hepburn’ se cierra con el final del rodaje de ‘Desayuno con diamantes’. Unos rótulos blancos informan sobre algunas de las películas que realizó la actriz a parte de la de Edwards, así como su labor para UNICEF en los últimos años de su vida. Las imágenes de archivo que dan paso a los créditos, con la verdadera Audrey Hepburn en ellas, son otra prueba de que nada de lo visto en las últimas horas se acerca lo más mínimo a la esencia de aquella gran actriz.
Love Hewitt, una confesa admiradora de Audrey Hepburn, no debió de ser capaz de resistirse a la tentación de ponerse en la piel de la actriz belga. Muchas otras hubiesen huido de tal responsabilidad dándola por imposible, pero esta actriz debió creer que podría con ello. Visto el telefilme, sin duda se equivocó.
Este biopic televisivo se abre con una recreación de la famosa escena del taxi llegando a Tiffany’s en ‘Desayuno con diamantes’ (Blake Edwards, 1961). Solo ver el taxi ya queda claro que estamos ante una pobre imitación de la película de Edwards, pero la cosa empeora cuando descubrimos a Jennifer Love Hewitt dentro del vehículo. En la misma escena, un exagerado Michael J. Burg da vida a Truman Capote, que parece todo menos contento con la elección de Hepburn para protagonizar la película basada en su novela. Pronto se recurre al flashback para contar cómo ha llegado la actriz hasta la cumbre de Hollywood.
En Bruselas, antes de la Segunda Guerra Mundial, una Audrey Hepburn que cuenta con ocho años (interpretada en este tramo por Sarah Hyland) comienza a vivir el drama familiar que supone el abandono de su padre (Keir Dullea). Ese padre ausente también juega un papel importante en el comportamiento de la Hepburn adolescente (Emmy Rossum), constantemente preocupada por cuándo volverá a verlo una vez en el internado británico. Pero el encuentro entre ellos, en el aeropuerto desde el que Audrey partirá hacia Holanda para reunirse con su madre (Frances Fisher), es más bien frío y no hace más que empeorar las cosas.
Pasada la Segunda Guerra Mundial, la vida de Audrey Hepburn va tomando poco a poco la forma de un cuento de hadas. Primero consigue llegar con el baile mucho más lejos de lo que había pensado, a pesar de su altura. Después la contratan para pequeños papeles en distintas películas y, poco a poco, va enamorando con su encanto a todo aquel que se cruza en su camino, logrando abrirse camino en el duro mundo de la interpretación. Primero conquista Broadway y después la meca del cine. Todo lo hace vestida con los mejores diseños y sin renunciar a su dulzura y buen corazón. De cuento, vamos.
Lo malo de ‘La historia de Audrey Hepburn’ no es tanto lo largo que es el telefilme. Hay una historia interesante que contar y se le habría sacado mayor partido, incluso con ese guión tan pesado, si la actriz que interpretase a Hepburn tan sólo tuviese una séptima parte del encanto que tenía la interpretada. Con ese pestañeo incesante y esas muecas dramáticas tan suyas y tan fuera de lugar, Jennifer Love Hewitt no solo carece del encanto físico de Audrey Hepburn, sino que tampoco está dotada con un solo pedazo del talento que hacía de la actriz belga un monstruo de la interpretación. Donde Hepburn estaría encantadora Jennifer Love Hewitt está gestera, pasada de vueltas y, en definitiva, nada convincente.
Interpretada por Love Hewitt, nadie se cree que una chica como esa sería admirada y despertaría el interés de tantos y tantos. La Audrey Hepburn de esta actriz estadounidense es una mujer ñoña y de aires demasiado infantiles, alguien que no podría haber llegado a ser elegida para protagonizar ‘Gigí’ en Broadway, ni por supuesto ‘Vacaciones en Roma’ (William Wyler, 1953) o ‘Historia de una monja’ (Fred Zinnemann, 1959). En la recreación del mítico paseo en la Vespa de ‘Vacaciones en Roma’, Jennifer Love Hewitt parece una sátira de sí misma. No importa los modelitos que luzca, no llega en ningún momento a rasgar siquiera la superficie del personaje que interpreta.
Otros de los actores, como Eric McCormack (‘Will y Grace’) dando vida a Mel Ferrer y Gabriel Macht en el papel de William Holden, tampoco están precisamente acertados en sus actuaciones. Son dos piezas más en este fallido puzzle que parecen sacadas del sitio donde deberían estar.
Volviendo a la narración, uno de los momentos clave de ‘La historia de Audrey Hepburn’, el reencuentro de la actriz con su padre tras años sin verse, está francamente desaprovechado. La escena no está escrita con el dramatismo preciso y los actores no son capaces de sacarla adelante, algo que, llegado ese momento en el telefilme, no es que sorprenda, pero constituye una nueva decepción en este flojísimo biopic de Steven Robman.
‘La historia de Audrey Hepburn’ se cierra con el final del rodaje de ‘Desayuno con diamantes’. Unos rótulos blancos informan sobre algunas de las películas que realizó la actriz a parte de la de Edwards, así como su labor para UNICEF en los últimos años de su vida. Las imágenes de archivo que dan paso a los créditos, con la verdadera Audrey Hepburn en ellas, son otra prueba de que nada de lo visto en las últimas horas se acerca lo más mínimo a la esencia de aquella gran actriz.
5 comentarios:
Pero... y que actriz podria hacer el papel de nuestra grandisima Audrey?
A mi particularmente me gustó la pelicula y bastante, sinceramente creo que si no hubiese visto esa pelicula no hubiera profundizado un poco mas de lleno en la vida de mi grandisima.
Es un honor para mi y para todos sus fans, incluida mi hija de 5 años Audrey :) que lleva su nombre principalmente para que la historia de miss Hepburn nunca quede en el olvido.
Yo estoy de acuerdo.¿ Quien entonces creeis que podia interpretar a Audrey Hepburn?
Esta claro que Audrey Hepburn ha sido y sera una da las mejores actrices y que es muy dificil representarla.
Pero yo e visto la pelicula y esta bastante bien.
Jennifer Love Hewitt es una gran actriz (y cantante)asi que no os metais con ella por que vale mucho mas de lo que decis sino mirad el exito que esta teniendo ahora.
Todavía no he visto la película, cosa que no puedo opinar sobre la actuación de Love Hewitt en ella. Pero si he visto todas las demás películas (o casi todas) de esta actriz y es muy buena, y con el tiempo se puede convertir en una de las grandes como lo fue Hepburn, que para mi era, es y será siempre una diosa.
Vi la pelicuala y me encantó!. Obviamente nadie puede ser igual a la Audrey original, sin embargo creo que el fin de la película es darnos un panorama de una gran artista y me parece que lo logró.
No se porque se empeñan en q Jennifer Love Hewitt es pesima en esta peli y fuera d lugar cuando ella solo interpreto el papel de Audrey más no es ella que es lo q todos o la mayoria queria. Solo es un pequeño filme de la vida de Audrey y Jennifer para interpretarla lo mejor posible lo logro. No quieran comparar a los artistas xq todos son diferentes y claro actúan de forma diferente así q no hay comparación. Pero si fue un buen homenaje. Cosa q como muchos dicen es dificil de lograr.
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