Desde que comienzan esos grandiosos títulos de crédito hasta que, en el sexto episodio (tercero según el método del “doble episodio” de Canal +), algunos de los protagonistas se alejan de nosotros caminando mientras charlan, llevándose consigo sus vidas, su enfermedad, sus sueños y esperanzas de un futuro sin "muertes silenciosas", todo en ‘Ángeles en América’ (‘Angels in America’) es rotundamente brillante. Una gran producción televisiva, una superproducción de verdad, que recoge piezas sobrecogedoras de la vida de unos homosexuales, algunos con SIDA, en ese infierno de caos, egoísmo e ignorancia que fue la era Reagan.
‘Angels in America’ se adentra en el espinoso relato de la vida de unos hombres homosexuales (y la de la esposa y la madre de uno de ellos...) que, en plena era Reagan, se enfrentan al SIDA, a los prejuicios y a un mundo caótico que ve en el síndrome de inmunodeficiencia adquirida la señal de que han sido abandonados por alguna fuerza superior. La asesina ignorancia que rodea a la población provoca que personas como Roy Cohn (Al Pacino), Prior Walter (Justin Kirk), Louis Ironson (Ben Shenkman) y Joe Pitt (Patrick Wilson) se vean empujadas a vivir una existencia miserable. Roy Cohn, un político conservador, ha dedicado su vida a pasar por encima de la de los demás, e incluso una vez le detectan la enfermedad, sigue sintiéndose superior, negando ser homosexual (o lo que él entiende por homosexual) por creerse un triunfador, a pesar de estar desesperadamente solo. Prior Walter es abandonado por su compañero Louise al decirle que ha contraído el SIDA, pero la culpa perseguirá a éste Lou hasta el último rincón de Manhattan. Joe Pitt, un mormón republicano, lleva una vida de silenciosa represión e infelicidad junto a Harper (Mary-Louise Parker), su mujer, y a espaldas de su madre, Hannah (Meryl Streep).
El guión de Tony Kushner, basado en su propia obra teatral (considerada una de las de mayor influencia de la segunda mitad del siglo pasado), es una joya de oro, un documento que posee la fuerza del hierro para trasmitir la dureza y crueldad del drama del SIDA, pero que al mismo tiempo está hecho con un material que cuenta con la necesaria delicadeza para provocar la emoción más profunda. El guión de Kaushner es un monumento a la emotividad y a la imaginación, pero también al humor y la crítica feroz.
Mike Nichols, director de películas tan inolvidables como ‘¿Quién teme a Virginia Woolf? o ‘El graduado’ y telefilmes como ‘Amar la vida’ (Wit), dirige la miniserie cuidando hasta el último detalle, haciendo de cada escena una lección de buena televisión, con un pulso que tantos y tantos quisieran para sí en el cine.
Uno de los tantos triunfos de Nichols es su dirección de actores, que logra sacar lo mejor de unos intérpretes en estado de gracia. Jeffrey Wright está perfecto en su papel de enfermero y amigo, cuidando cada gesto para hacer de cada una de sus apariciones en pantalla un acontecimiento. También están muy acertados Ben Shenkman y Justin Kirk, el primero trasmitiendo el sentimiento de culpabilidad de su personaje y el segundo adentrándose en ese mundo de paranoia propiciado por el abandono y la enfermedad. Patrick Wilson, un exitoso actor de teatro que ha participado en películas como ‘El fantasma de la ópera’ (Joel Schumacher, 2004) y ‘Hard Candy’ (David Slade, 2005), también merece una mención especial en su papel de marido mormón, republicano y, por encima de todo, reprimido. El Joe Pitt de Wilson muestra la misma ternura al abrirse a nuevas experiencias sentimentales y al hacer desgraciada a su mujer empujándola al abuso del Valium, una ternura que tan pronto inspira lástima como se hace cruel. Pero no hay realmente buenos ni malos en ‘Angels in America’, todos son desgraciados, solitarios y víctimas de la ignorancia en alguna medida.
Mary-Louise Parker, en la piel de la esposa que vive apartada del mundo en un universo de automedicación y falta de amor, ofrece la mejor interpretación de su carrera, demostrando que aquella chica de ‘Compañeros inseparables’ (Norman René, 1990) y ‘Tomates verdes fritos’ (Jon Avnet, 1991) es una actriz que tiene bastante más que buenas intenciones. Y respecto a los pesos pesados (Al Pacino, Meryl Streep y Emma Thompson), decir que, después de verlos en algunas de las mejores interpretaciones que ha dejado el cine en las últimas décadas, en ‘Angels in America’ vuelven a sorprender. Es la inmortalidad del talento.
‘Angels in America’ se emite desde hoy (primer episodio) todos los jueves alrededor de las 01:00 de la mañana en Canal +. No es siempre fácil de ver, hay que tener los ojos bien abiertos y aceptar la historia tal como es, con sus rarezas incluidas. Merece la pena no perdérsela, es una miniserie inmensa.
‘Angels in America’ se adentra en el espinoso relato de la vida de unos hombres homosexuales (y la de la esposa y la madre de uno de ellos...) que, en plena era Reagan, se enfrentan al SIDA, a los prejuicios y a un mundo caótico que ve en el síndrome de inmunodeficiencia adquirida la señal de que han sido abandonados por alguna fuerza superior. La asesina ignorancia que rodea a la población provoca que personas como Roy Cohn (Al Pacino), Prior Walter (Justin Kirk), Louis Ironson (Ben Shenkman) y Joe Pitt (Patrick Wilson) se vean empujadas a vivir una existencia miserable. Roy Cohn, un político conservador, ha dedicado su vida a pasar por encima de la de los demás, e incluso una vez le detectan la enfermedad, sigue sintiéndose superior, negando ser homosexual (o lo que él entiende por homosexual) por creerse un triunfador, a pesar de estar desesperadamente solo. Prior Walter es abandonado por su compañero Louise al decirle que ha contraído el SIDA, pero la culpa perseguirá a éste Lou hasta el último rincón de Manhattan. Joe Pitt, un mormón republicano, lleva una vida de silenciosa represión e infelicidad junto a Harper (Mary-Louise Parker), su mujer, y a espaldas de su madre, Hannah (Meryl Streep).
El guión de Tony Kushner, basado en su propia obra teatral (considerada una de las de mayor influencia de la segunda mitad del siglo pasado), es una joya de oro, un documento que posee la fuerza del hierro para trasmitir la dureza y crueldad del drama del SIDA, pero que al mismo tiempo está hecho con un material que cuenta con la necesaria delicadeza para provocar la emoción más profunda. El guión de Kaushner es un monumento a la emotividad y a la imaginación, pero también al humor y la crítica feroz.
Mike Nichols, director de películas tan inolvidables como ‘¿Quién teme a Virginia Woolf? o ‘El graduado’ y telefilmes como ‘Amar la vida’ (Wit), dirige la miniserie cuidando hasta el último detalle, haciendo de cada escena una lección de buena televisión, con un pulso que tantos y tantos quisieran para sí en el cine.
Uno de los tantos triunfos de Nichols es su dirección de actores, que logra sacar lo mejor de unos intérpretes en estado de gracia. Jeffrey Wright está perfecto en su papel de enfermero y amigo, cuidando cada gesto para hacer de cada una de sus apariciones en pantalla un acontecimiento. También están muy acertados Ben Shenkman y Justin Kirk, el primero trasmitiendo el sentimiento de culpabilidad de su personaje y el segundo adentrándose en ese mundo de paranoia propiciado por el abandono y la enfermedad. Patrick Wilson, un exitoso actor de teatro que ha participado en películas como ‘El fantasma de la ópera’ (Joel Schumacher, 2004) y ‘Hard Candy’ (David Slade, 2005), también merece una mención especial en su papel de marido mormón, republicano y, por encima de todo, reprimido. El Joe Pitt de Wilson muestra la misma ternura al abrirse a nuevas experiencias sentimentales y al hacer desgraciada a su mujer empujándola al abuso del Valium, una ternura que tan pronto inspira lástima como se hace cruel. Pero no hay realmente buenos ni malos en ‘Angels in America’, todos son desgraciados, solitarios y víctimas de la ignorancia en alguna medida.
Mary-Louise Parker, en la piel de la esposa que vive apartada del mundo en un universo de automedicación y falta de amor, ofrece la mejor interpretación de su carrera, demostrando que aquella chica de ‘Compañeros inseparables’ (Norman René, 1990) y ‘Tomates verdes fritos’ (Jon Avnet, 1991) es una actriz que tiene bastante más que buenas intenciones. Y respecto a los pesos pesados (Al Pacino, Meryl Streep y Emma Thompson), decir que, después de verlos en algunas de las mejores interpretaciones que ha dejado el cine en las últimas décadas, en ‘Angels in America’ vuelven a sorprender. Es la inmortalidad del talento.
‘Angels in America’ se emite desde hoy (primer episodio) todos los jueves alrededor de las 01:00 de la mañana en Canal +. No es siempre fácil de ver, hay que tener los ojos bien abiertos y aceptar la historia tal como es, con sus rarezas incluidas. Merece la pena no perdérsela, es una miniserie inmensa.
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