miércoles, 5 de marzo de 2008

Crítica | DEXTER; Le quieren, y nos arrastran con ellos

El protagonista de “Dexter”, que emite FOX los lunes por la noche, vive su vida como si se tratara de un ejercicio de pasar inadvertido para los que le rodean. Su sonrisa, su buena mano con los niños, la infinita gentileza y compresión que muestra hacia su novia, el apoyo que le brinda a su hermana... Nada de eso le sale de forma natural, es todo premeditado, y tiene que evitar ser descubierto: “La gente finge bastante al relacionarse, pero creo que yo finjo siempre, y finjo muy bien”. Sólo hay una cosa para la que tiene una predisposición natural: el crimen.
Michael C. Hall en "Dexter"
“Dexter” plantea al espectador no pocos conflictos morales. Se trata de un psicópata, pero no siempre resulta desagradable. Sabemos que cuando sonríe a su novia y consuela a su hermana está siguiendo un guión, pero sus confesiones en off no son suficientes. Queremos creer que hay algo más dentro de él, o que podría llegar a haberlo (lo que no está en absoluto descartado sabiendo ya como sabemos la forma en que “nació” el Dexter criminal), y le perdonamos un fiambre tras otro.

Tendemos a ponernos del lado del malo, del lado de Dexter, y no tiene nada que ver con la tremebunda excusa/farsa que representa el código de su padrastro Harry (James Remar, al que vemos en múltiples flashbacks), que implica un primitivo y sistemático ojo por ojo para calmar ocasionalmente a la fiera que hay dentro del protagonista (“Debes saber identificarlos y no dejar rastro”, aconseja el padre en un momento de la serie). Si nos ponemos del lado de Dexter es por los guiones, que nos empujan frecuentemente a aceptar al protagonista como sujeto con el que identificarse, o por el que sentir compasión. La cámara no sólo nos hace testigos, los guiones no son neutrales, nos implican.

Para ser conscientes de esto no hay más que coger una escena de persecución en la que Dexter es la “víctima”. El protagonista es perseguido por alguien (últimamente el sargento Doakes, interpretado por Erik King, no ha hecho mucho más en la serie) y nosotros, instintivamente, queremos que logre escapar. Ahí está, el guión nos está conduciendo.

A Dexter se le escapa una víctima (seguramente se tratará de un sudoroso, vicioso y sanguinario asesino que ha escapado a la justicia) y comienza a ir tras ella. “¿Es un asesino, no? Volverá a matar si Dexter no le atrapa”, pensamos. Queremos que le coja. Ahí está otra vez.

Y no está bien, desde luego, porque lo de Dexter no es justicia, ni siquiera venganza. Se nos vende como consecuencia del trauma que persigue al protagonista y, dicho esto, la serie se toma sus muchas licencias. Dexter (interpretado por Michael C. Hall con la misma buena mano que tenía en “A dos metros bajo tierra”) admite una y otra vez su culpabilidad, su desequilibrio, pero el guión no es siempre tan honesto: nos dicen que es un asesino, nos enseñan cómo mata (a veces la cosa se vuelve verdaderamente gráfica), pero no pueden evitar sentir un “algo” por él que va demasiado lejos y que nos contagia.

A veces parece moralina barata (los villanos son tan exagerados, tan abiertamente culpables, que parece lógico dejar que Dexter haga el trabajo sucio), a veces apología de la pena de muerte y otras, un simple mecanismo de los guionistas para lanzar el mensaje de que sí, es malo, pero podía ser peor.

Parece mentira que una serie pueda hacernos pensar tanto en un momento en el que nuestra ficción nacional nos sigue regalando productos como “Física o química” y “Los Serrano”. Podremos culpar a los guiones de una visión demasiado poco crítica hacia el protagonista, pero a cambio de sentirnos algo culpables y hasta sucios, disfrutaremos de una de las mejores series que hay en el panorama ahora mismo: dirección de primera (Michael Cuesta, director de “L.I.E.”, se ha puesto tras la cámara en varios episodios), personajes abiertos a evolución (cosa increíble en la ficción española), actores que se quedan tatuados en la retina (además del protagonista, Lauren Vélez, C. S. Lee, Christian Camargo...) y un cóctel explosivo de acción, sangre y suspense tétrico.

1 comentario:

Fon dijo...

es una de las mejores series que emiten ahora en FOX. Michael C. Hall es un actorazo y las historia es simplemente genial!