jueves, 1 de febrero de 2007

Crítica | LA HABITACIÓN DEL NIÑO; Entretenimiento superior (aunque atropellado)

‘Historias para no dormir’, la serie de suspense y terror de Chicho Ibáñez-Serrador, es una de las piezas de ficción más recordadas de la historia de la televisión española. Algunos de los episodios de aquella, ‘El asfalto’ entre ellos, son verdaderas joyas de la pequeña pantalla, a las que hay que añadirles el mérito de haber nacido en una época en la que no había una industria del entretenimiento tan asentada como la hay hoy. Cuatro décadas después, sigue habiendo algunos inconvenientes a la hora de crear ficción de calidad (entonces faltaban medios, tradición y experiencia, y ahora sobran competencia, codicia y audímetros), pero esto no impide que de vez en cuando alguien nos sorprenda bastante gratamente.

El ciclo de ‘Películas para no dormir’, coordinado por Ibáñez-Serrador y co-producido por Filmax y Telecinco, se estrenó el día 12 de enero sobre las 22:45 en la cadena de Fuencarral con el supuesto propósito de recuperar la esencia de la mítica serie de TVE. A juzgar por el primer telefilme, ‘La habitación del niño’, las expectativas se han cumplido sólo a medias en ese sentido, pero en su conjunto valió la pena acercarse a comprobar qué es lo que tenían que ofrecer.

Los nombres implicados en el proyecto imponen bastante para tratarse de una producción para la televisión: Álex de la Iglesia (‘El día de la bestia’, ‘La comunidad’) en la dirección; Javier Gutiérrez y Leonor Watling protagonizando la cinta; María Asquerino, Asunción Balaguer, Sancho Gracia y Antonio Dechent secundando a los anteriores, y Roque Baños a cargo de la partitura. Y aunque los nombres de peso no son sinónimo de éxito (que se lo digan si no a Milos Forman, Javier Bardem y Natalie Portman, director y protagonistas de la reciente y penosa ‘Los fantasmas de Goya’), no es a ellos a los que cabe sacarles más fallos.

El problema está sobre todo en el guión (del propio director, con Jorge Guerricaechevarría), que se pasa a ratos de ingenuo (olvidando en cierta medida que los espectadores de estas nuevas historias no son los mismos que se asustaban con sólo oír un susurro o ver a un señor más pálido de lo normal) y a ratos de excesivo. A juzgar por la historia contada –el hombre que llega a su nuevo hogar junto a su mujer y comienza a ver más cosas de las que quisiera con ese moderno “escuchador” de bebés– y por la forma de desarrollarla, parece acertado pensar que nos querían narrar algo tirando a clásico introduciendo elementos modernos y más violencia, sin dejar escapar algunos de los puntos más recordados de la clásica serie de Ibáñez-Serrador (el final con sorpresa, por ejemplo).

El problema es que el guión se coloca entre demasiados mares en su intento de combinar lo nuevo con lo antiguo, y al final falla en todo un poco: por un lado, el comienzo de la historia resulta algo confuso (algo peligroso en televisión, y más en un canal como Telecinco, donde uno se la juega en la batalla por las audiencias como bien saben los responsables de ‘Vientos de agua’); por otro lado, la violencia está utilizada de forma exageradísima y casi risible en algunas escenas (el enfrentamiento entre la pareja en las escaleras parece casi una sátira), y tampoco el final con sorpresa es tal, ya que resulta uno de los puntos más decepcionantes y predecibles (y recuerda demasiado a ‘La habitación blanca’, de Antonio Mercero).

Otro de los errores es el ritmo excesivamente vertiginoso de la acción. Después de una confusa primera escena, la historia comienza lo que parece ser una verdadera carrera contrarreloj en la que cualquier segundo sin diálogo o movimiento es fruto de la imaginación del espectador. Ir al grano está bien, pero acabar sudando de las prisas tampoco es lo ideal. Mejor hubiese sido hacer un telefilme de los habituales 90 minutos, con una atmósfera más efectiva y terrorífica, que hacer uno de 70 atropellados. De todos modos, si algo está claro es que nadie que le de una oportunidad a ‘La habitación del niño’ se aburrirá.

A la hora de repartir las notas a los actores implicados, se puede empezar diciendo que todos los secundarios (tirando a reparto) están bien, todos en su sitio. Javier Gutiérrez y Leonor Watling, en cambio, no son demasiado creíbles como pareja. Él (que ya había trabajado con el director en la divertida ‘Crimen ferpecto’) le pone ganas y funciona bien en las escenas de tensión, pero flaquea bastante en las pocas escenas de carga dramática a las que se enfrenta. Ella (que no se dejaba ver en televisión desde ‘Raquel busca su sitio’, en 2000) ofrece una interpretación sin chispa, estando más cercana a la función de elemento decorativo que a otra cosa.

Por lo demás, ‘La habitación del niño’ guarda en su corta duración algún que otro susto bien dado, alguna que otra escena breve, fugaz, casi tirando a flash y alguna que otra imagen impactante que ilustra bien la razón de su calificación para mayores de 18.

Cabría decir, por tanto, que estas ‘Películas...’ no parece que vayan a servir para resucitar la esencia de aquellas ‘Historias...’ (seguramente será imposible lograr algo así a día de hoy), pero nadie podrá discutirles (no al menos a esta primera entrega) el ser un entretenimiento llamativo y superior. Por de pronto no nos han impedido dormir, pero en absoluto nos han empujado a ello.

(Foto: Javier Gutiérrez y Leonor Watling en 'La habitación del niño')

No hay comentarios: