En la lista de producciones nacionales (o mini-espacios dentro de ellas) que han nacido a la sombra del éxito de ‘CSI’ y sus clones, ‘Génesis, en la mente del asesino’ es la mejor. A pesar de su corta duración, sus discretas audiencias (desgraciadamente es así) y sus no muy famosos protagonistas, la serie que emite Cuatro los domingos a las 21:30 se ha convertido en un más que digno thriller científico con vocación de continuidad. Puede que se confirme como tal. Si le dejan.
Juana Acosta, Quim Gutiérrez, Enrique Arce y Pep Munné en 'Génesis, en la mente del asesino' Lo tiene todo (o casi) para seguir la estela de calidad y éxito de series como ‘CSI’ o ‘Mentes criminales’, salvando las distancias, eso sí: una cuidada realización, una fotografía muy adecuada y con la clase suficiente para historias policíacas y unos guiones bien construidos que recogen tramas interesantes que no se pisan entre sí. Es decir, hay buenas historias que contar, se cuentan bien, se compaginan y coordinan adecuadamente y encima hay un aprovechamiento de medios francamente digno.
Como ejemplo, el episodio de este domingo: ‘Secuestro’. En él se abrían dos caminos, dos casos muy diferentes pero de igual interés. En el primero, un niño diabético desaparecía de su casa en ausencia de sus padres (José Luis Torrijo y Chusa Barbero –la que fuera la doctora Susana Cortés en ‘Hospital Central’–), lo que obligaba a Mateo (Pep Munné), Julián (Enrique Arce), Seca (Roger Coma) y Daniel (Quim Gutiérrez) a trabajar con la presión de saber que el chico entraría en coma de no ser encontrado a tiempo. A la lista de sospechosos se iban sumando indicios extraños que acababan desviando las miradas de puertas para adentro. En el segundo de los casos, Alex (Fanny Gautier) y Sofía (Juana Acosta) se encargaban de un misterioso atropello en el que no había rastro de las ruedas del vehículo que había causado la muerte a un ciclista.
El desarrollo de los dos argumentos estaba muy bien llevado por los guionistas (el episodio del domingo lo firmaban Diego Sotelo y José Luis Latasa), aunque quizás al conjunto le sobrase ese aire un tanto sombrío que se suele respirar en la serie. Puede que sea ese tono a ratos demasiado formal y correcto el que aparta de la producción a ciertos espectadores que van en busca de algo más vivo en apariencia. Pero es cierto que de darle esa primera, segunda o tercera oportunidad (si bien a veces en demasiado pedirle al espectador televisivo), ‘Génesis’ no defrauda y se revela como una serie mucho más emocionante de lo que pueda parecer a primera vista. Por otro lado, pedirle que deje de lado uno de sus sellos de identidad sería injusto. Para colores y fuegos artificiales ya están otras series, aunque precisamente por ser diferente ‘Génesis’ puede estar en peligro. Es cosa de la televisión que tenemos hoy.
El reparto es uno de los puntos que no alcanzan claramente el nivel adecuado como para mitigar las comparaciones maliciosas respecto a ‘Mentes criminales’ o ‘CSI’ (versión Las Vegas, porque cualquiera de los miembros del reparto de ‘Génesis’, aun en el peor de sus días, podría con David –‘CSI Miami’– Caruso).
Fanny Gautier (‘Al filo de la ley’) y Juana Acosta (‘Diario de un skin’) son dos buenas actrices por separado, pero juntadas y manejadas como vehículos para introducir esa vieja fórmula de “esforzada trabajadora hace vida imposible a enchufada” ambas salen dañadas. Las dos están más falsas de lo que suelen, aunque continúen tan radiantes de cara como siempre. Las posibilidades que ofrecen dos actrices como ellas no son explotadas con frases tan oscura y criminalmente cortantes como “me imagino que sabes que te tienes que poner guantes para tocar pruebas, ¿verdad?” y “hasta que no venga el juez y levante el cadáver prefiero no tocar nada”. ¿Lucha psicológica? Sí, y tan violenta como suena. ¡O más! En fin...
Los guionistas sí están acertados con el resto de personajes, pero los actores que los interpretan ofrecen un rendimiento desigual. Enrique Arce y Roger Coma no destacan precisamente, aunque Pep Munné lo hace bien. Interpretado por este último, Mateo toma forma de poli serio, seco y aparentemente implacable pero que ocasionalmente demuestra tener un ojo puesto en los demás (“¿por qué no te tomas la tarde libre? [...] Te acabas de meter un bisturí en el bolsillo [de la camisa]”, le decía el otro día a una afectada Laura, interpretada por la correcta Sonia Almarcha).
Quim Gutiérrez, reciente (y merecido) ganador del Goya al mejor actor revelación por ‘Azuloscurocasinegro’, resulta interesante de ver en la piel de hermano y compañero del protagonista. El actor catalán le da a su personaje una elegancia y frescura agradables que le hacen mucho más merecedor de esa legión de fans que se está formando a su alrededor que a otros jóvenes actores como Fran Perea (en su época de Serrano) o Hugo Silva (‘Los hombres de Paco’).
Como decía, en la lista de producciones made in Spain que han seguido los pasos marcados por ‘CSI’ & Co, ‘Génesis’ es la más notable. Supera a las tramas de Zutoia Alarcia en ‘El comisario’, a otras series supuestamente policíacas que no estoy dispuesto a volver a mencionar y, por supuesto, a aquel fallido intento de CSI español que fue ‘Jugar a matar’ (Isidro Ortiz, 2003), con Andoni Gracia, Juan Fernández y Lucía Jiménez.
Respecto a su calificación por edades, hay que decir que ‘Génesis, en la mente del asesino’ lleva su +13 al extremo con escenas como esa en la que el pasado domingo se descubría la verdad sobre el atropello. Pero comenzando a emitirse a las 21:30 la serie de Cuatro permite, además de disfrutar de una ficción elaborada y de categoría, irse a la cama temprano. Una buena manera de despedir la semana.
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