sábado, 16 de diciembre de 2006

Crítica | LA MADRE DEL NOVIO; Jane Fonda regresa, pero en un vehículo destartalado

‘El padre de la novia’ (Charles Shyer, 1991), ‘Vuelve el padre de la novia’ (Charles Shyer, 1995), ‘Los padres de ella’ (Jay Roach, 2000), ‘El hijo de la novia’ (Juan José Campanella, 2001), ‘Los padres de él’ (Jay Roach, 2004) y ahora ‘La madre del novio’ (Robert Luketic, 2005). Para no perderse en esta jungla de títulos primo-hermanos, tirando a clónicos, insípidos y poco imaginativos, habría que referirse a cada una de las películas con alguna frase descriptiva que abarque el argumento o nivel de cada una de ellas: ‘El padre de la novia’ y ‘Vuelve el padre de la novia’ son la de Steve Martin haciendo sus habituales Steve Martineces y la correspondiente secuela; ‘El hijo de la novia’ es aquella muy digna película argentina protagonizada por Ricardo Darín, Héctor Alterio y Norma Aleandro; ‘Los padres de ella’ es la del divertido duelo entre Robert de Niro y Ben Stiller, con gatos, cenizas y polígrafos de por medio, y ‘Los padres de él’ es la secuela de la anterior, con Barbra Streisand y Dustin Hoffman unidos a la fiesta. Sobre ‘La madre del novio’ (‘Monster-in-law’) se podría decir simplemente que es la peor de toda esa lista, pero hay algo muy especial que destacar sobre ella: Jane Fonda, ganadora de dos Oscar, actriz inmensa e irrepetible, regresa al cine con esta película tras 15 años de ausencia (lo último que hizo fue la soporífera ‘Cartas a Iris’).

Las películas sobre suegras “juguetonas”, muy poco simpáticas e incluso psicopáticas suelen resultarme curiosamente entretenidas. Se me ocurren ahora mismo dos ejemplos de “películas con suegra” que de malas acababan por resultar cómicas: ‘Relación mortal’ (‘Hush’), con Jessica Lange y Gwyneth Paltrow enzarzadas en la lucha por un bebé y un marido (otro bebé, éste mental), y ‘Falso asesinato’ (‘Mother knows best’), con Joanna Kerns haciendo de la cabra más loca del rebaño, tratando de eliminar al marido (Grant Show) de su hija (Christine Elise). La primera es una cinta por cuya destrucción mataría el más pacífico de los actores acreditados en ella. El segundo es un telefilme capaz de convertir una sobremesa de fin de semana en “el último adiós” por corte de digestión letal. Pero lo más curioso, o mejor dicho, lo verdaderamente patético para ‘La madre del novio’, es que las dos anteriores, sin proponérselo lo más remotamente, resultan inmensamente más divertidas que ésta que nos ocupa.

La película de Robert Luketic (autor de esa otra joya que es ‘Una rubia muy legal’) cuenta la historia de Charlie (Jennifer López), una chica de lo más sencilla que se enamora de un atractivo cirujano (Michael Vartan), el tipo de príncipe azul capaz de hacer una tesis doctoral sobre los ojos de la mujer a la que ama cuando ésta se da la vuelta para ponerle a prueba. Pero las cosas se tuercen cuando ella conoce a su futura suegra, Viola (Jane Fonda), una presentadora de televisión a la que acaban de “retirar” y a la que, como bien dice su hijo, “solo le quedo yo”. Pues bien, va Jennifer López e intenta arrebatárselo, o así lo entiende al menos la adorable señora.

He de admitir que siendo todo menos un fan de la Jennifer López cantante, en todas las películas en las que la he visto he deseado que jamás se le hubiese ocurrido soltar el micrófono. Por eso es que, al ver el póster español de ‘La madre del novio’, con esa espectacular y sonriente Jane Fonda clavándole las garras a López, pensé que la cosa no estaría tan mal. Pero la heroína es López, ella es la estrella, ella la santa y dulce nuera, también tonta hasta cierto punto en la película, justo cuando hay que acelerar para empujar hacia un desenlace (uno de los más precipitados y facilones que se hayan visto en el peor cine comercial de los últimos años).

Robert Luketic y la guionista Anya Kochoff no debían saber lo que tenían en su reparto. Que desaprovechasen la presencia de actores como Will Arnett (‘Arrested development’) o Harriet Sansom Harris (‘Mujeres desesperadas’) tenía delito, pero lo de hacer del regreso al cine de Jane Fonda un espectáculo aburrido hasta la desesperación, lleno de chistes fáciles, bofetadas varias, mordiscos de perro y griteríos desquiciantes, eso no tiene perdón. A Fonda, que aún y todo es lo mejor de la película, le cuesta demasiado aparecer (15 minutos que parecen años) y cuando lo hace demuestra al instante que su personaje no viene precisamente a hacer humor inteligente. Justo después de ser despedida, Viola se pone ante las cámaras en lo que parece ser su último programa. Por un momento el espectador se hace ilusiones de que humille a su joven, odiosa, tonta y rubísima entrevistada, pero lo que hace es abalanzarse sobre ella como un león a por su presa. Y así todo el filme: pelea, estupidez y bulla desaprovechando todo cuanto tenían de su lado.

Puede que Jane Fonda tuviese muchas facturas que pagar, pero hubiese merecido la pena descansar otro añito más...

(Foto: póster español de 'La madre del novio')

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