viernes, 24 de agosto de 2007

Crítica | DIARIO DE UN SKIN; En la jaula de los leones, fingiendo ser uno más

Entrar a discutir sobre los inconvenientes y ventajas que ofrece la cámara oculta en el periodismo de investigación es como meterse en un jardín de espinas. No seré yo quien defienda su uso en principio, pero hay que admitir que el telefilme ‘Diario de un skin’, que estrena Telecinco esta noche a las 00:00, hace un uso honesto de lo descubierto por Antonio Salas en el tiempo que pasó infiltrado en una banda de skinheads.

Tristán Ulloa en 'Diario de un skin' (Jacobo Rispa, 2005)

‘Diario de un skin’ se estrena, inexplicablemente, tres años después del fin de su rodaje y dos después de su estreno en DVD. Además lo hace en un horario intempestivo, detrás del estreno de una cinta comercial estadounidense cuyo público poco parece que vaya a tener en común con ese al que podría interesar esta tv-movie. Luego Telecinco dirá que en materia de audiencias estos telefilmes de producción propia no son rentables.

Tristán Ulloa, en una impactante interpretación, da vida a Antonio Salas, un periodista que, tras perder a su compañero de trabajo Víctor (Frank Spano) a manos de un grupo de neonazis, decide hacerse pasar por uno de ellos para encontrar a los culpables y llevarlos ante la justicia.

Además de un compañero y amigo, Víctor era también el hermano de su novia Mónica (interpretada por una estupenda Juana Acosta), lo que provoca que la implicación de Antonio en su búsqueda sea mayor en todo momento. Primero intenta introducirse en el universo de los cabezas rapadas a través de chats de internet, lo que no le resulta nada fácil a pesar de su habilidad para escribir. Pero para enfrentarse cara a cara con los verdugos de Víctor, Antonio se verá obligado a moldear su aspecto y su forma de expresarse de una forma más radical. Horrorizada, Mónica es testigo de los intentos de su novio por convertirse en un monstruo que pasaría desapercibido entre los asesinos que acabaron con su hermano.

Pedro Casablanc y Macarena Gómez ayudan a hacer creíbles algunos de los personajes más extremos y odiosos de ‘Diario de un skin’, cuyo guión firman Ramón Campos y Antonio Onetti, basándose en el libro de Salas ‘Diario de un skin, un topo en el movimiento neonazi español’.

Los guionistas tratan de no ofrecer un retrato truncado (se hace mención a los problemas emocionales que llevan a muchos skins a convertirse en tales) pero tampoco intentan dulcificar los actos de estos violentos, ni mucho menos justificarlos. En ningún momento tiene uno la sensación de estar siendo manipulado al visionar la película.

El buen hacer del equipo técnico de la cinta y la esmerada labor del director Jacobo Rispa (del que pronto veremos la serie ‘Quart’) no consiguen elevar ‘Diario de un skin’ al nivel de la factura que presentaba ‘Lobo’, el film de Miguel Courtois protagonizado por Eduardo Noriega, otra película sobre infiltrados, pero el esfuerzo se nota y se agradece. La tensión que se crea en algunas escenas, sin ir más lejos, es innegable, como en esa en la que el protagonista, ya infiltrado y armado con su cámara, es cacheado por la policía delante de una marabunta de skinheads.

Merecería un mejor estreno en televisión.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tendría que llamarse "diario de un neo-nazi" , ya que los skinheads no son nazis(ni fascistas , ni racistas)y la gran mayoría de veces son apolíticos. Desde hace mucho tiempo la sociedad tiene a estos dos grupos, completamente opuestos y enemistados confundidos como uno solo;los nazis.