lunes, 17 de septiembre de 2007

Crítica | SHARK; Los nombres y la serie que acabará habiendo delante de ellos

La semiolvidada Melanie Griffith (‘Armas de mujer’, ‘De repente, un extraño’) dijo una vez que trabajar con James Woods era como estar embarazada: “Primero lo disfrutas, después quieres que se acabe y cuando se ha acabado olvidas lo malo que fue”. Sabiendo del carácter difícil de Woods, podríamos aventurarnos a decir que el papel que interpreta en ‘Shark’ no es tanto una creación sino un esfuerzo de búsqueda interior. Para la serie, el actor representa la típica figura que se pone en medio sin dejar que el espectador vea toda la pantalla.
Jeri Ryan y James Woods en 'Shark'
Si abrimos el archivo de series de abogados que están recientes en nuestra memoria, podremos decir que ‘Shark’ no es más divertida que ‘Ally McBeal’ ni más apasionante que ‘El abogado’. El protagonista de la que nos ocupa es más acaparador pero, ¿y más realista? Es muy posible que el mundo de la abogacía esté más lleno de tiburones que de adorables metepatas y profesionales cautivadores. Quizás por eso, yo me sigo quedando con esos abogados de archivo, abogados para el recuerdo.

Sebastian Stark (James Woods) es el jefe severo, el compañero implacable y el abogado despiadado de ‘Shark’ (a parte de un firme aspirante a miembro de honor del club de imitadores del doctor ‘House’). Pero es también –y más le vale serlo si quiere lograr esa ansiada conexión con el público– el afectuoso padre de familia, el ex esposo cordial y el hombre a ratos vulnerable a ratos rígido. El de este abogado defensor metido a fiscal (el salto lo da ya en el episodio piloto) es un papel hecho para uno de esos actores de renombre que a veces aceptan pasarse a la pequeña pantalla.

Creada por Ian Biederman, ‘Shark’ nos muestra al protagonista (y vaya si nos lo muestra) como un hombre arrogante y difícil, capaz de comenzar una escena derrumbado por el asesinato cometido por el tipo al que puso en la calle y acabarla soltando perlas del estilo de “soy un genio”, “yo me meriendo a los fiscales, son la base de mi dieta” o “soy un déspota”.

¿Cuánto hay de orgulloso y cuánto de bromista en Sebastian Stark? Probablemente ni los guionistas lo supiesen todavía en el episodio piloto, emitido el pasado jueves por La Sexta.

En él ya veíamos en ‘Shark’ una serie entretenida y bien hecha, pero también podíamos advertir que lo que aspira a atrapar al espectador no son los nombres (ni Woods ni el director Spike Lee, que firmaba el piloto tan bien como los suelen firmar los directores más asiduos al medio televisivo) que intentan posicionar delante de la serie con fines publicitarios, sino esa misma serie, que con el tiempo, con cada nueva trama y cada nuevo episodio, ira ganando terreno hasta colocarse en primer plano.

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