sábado, 18 de noviembre de 2006

Crítica | MATCH POINT; Reinventarse a los 70

La capacidad para cambiar que tienen algunos directores es admirable. Son muchas las comedias que ha dirigido Woody Allen a lo largo de su dilatada trayectoria, pero nunca ha dejado de sorprender, ya sea modernizando sus historias para adaptarlas a los nuevos tiempos, buscando un tipo de humor diferente al explorado por él anteriormente o cambiando de género para demostrar su versatilidad. En este caso se aleja de lo cómico para filmar una atrayente mixtura de thriller y drama, ‘Match Point’, que se estrenó anoche en Canal + y que se repite hoy a las 22:00 en Canal + 2. Realmente parece obra de otro director, pero no porque sea una película sorprendente y bien hecha, eso ya nos lo esperábamos.

Jonathan Rhys Meyers interpreta en ‘Match Point’ a Chris Wilton, un profesor de tenis con grandes expectativas en la vida. Chris dice no querer mantenerse en su aburrido empleo por mucho tiempo, busca “aportar algo”, y son este tipo de ideas las que enamoran rápidamente a Chloe Hewett (Emily Mortimer), la hermana de uno de sus aprendices, Tom Hewett (Matthew Goode). El hecho de que Chris sea de raíces humildes y Chloe forme parte de una familia muy acomodada va cobrando su importancia a medida que avanza la acción, al igual que el hecho de que el protagonista se vea inmerso en una mecánica rutina con su sosa mujer. El aburrimiento empuja al chico a comenzar una relación con Nola Rice (Scarlett Johansson), la novia de Tom, una relación que hará estallar la mezcla de deseos que encierra Chris en su interior: deseos de romper con la asfixiante monotonía de su matrimonio y deseos de conservar “cierto nivel de vida” al que se ha acostumbrado. Estar entre dos mares pocas veces había resultado tan peligroso. Pero, ¿peligroso para quién?

Woody Allen concibió esta película como una especie de metáfora sobre el papel que juega el azar en la vida de las personas. Una pelota que choca contra una red y que puede caer finalmente en cualquiera de los dos lados del campo. Un hombre que vive una farsa de matrimonio que no está dispuesto a romper y que se ve a escondidas, con el peligro que ello supone, con una mujer que representa todo lo contrario a su esposa. Pero ‘Match Point’ está muy lejos de ser una comedia de enredo en la que una mujer busca a su marido y éste se esconde detrás de cortinas y arbustos para no ser descubierto. La película de Allen tiene un tono pausado y serio que se va convirtiendo en deprimente, frío y cortante al ritmo en que se tensan las cuerdas, y lo mejor es que la acción resulta en todo momento cautivadora.

La dirección de actores del neoyorquino vuelve a sacar lo mejor de su reparto en esta nueva ocasión. Jonathan Rhys Meyers, al que hemos podido ver en ‘Quiero se como Beckham’ (Gurinder Chadha, 2002) y ‘La feria de las vanidades’ (Mira Nair, 2004), entre otras, resulta perfecto para el papel principal, que no es precisamente un personaje que despierte simpatías. Rhys Meyers, con esos ojos que parecen más trozos de hielo cristalinos, le da a Chris el toque de misterio y de lejanía respecto al espectador que se necesitaba, sin problemas para transmitir la claustrofobia de su personaje e inquietar con esa frialdad que no sabemos lo que puede llegar a esconder. Scarlett Johansson, que vive ahora mismo su momento de gloria, aguanta bien el paso que da su personaje de lo misterioso y cautivador a lo bullicioso y molesto, pero la actriz está lejos de su trabajo en ‘Lost in translation’, donde sí demostró con claridad que su talento podía llegar a eclipsar a su físico. El resto de actores son Matthew Goode (el que fuera protagonista de ‘Al sur de Granada’), que parece decir de pasada todo su diálogo (algo que probablemente se le pedía), Penelope Wilton, una suegra directa como una flecha, Brian Cox, un suegro mucho más sosegado, y Emily Mortimer, que interpreta a la mujer del protagonista a las mil maravillas, resultando convenientemente aburrida incluso a la hora de preguntarle a su marido si tiene una amante o al pedirle tres hijos como si tal cosa (“tú puedes, tienes un saque potente”).

‘Match Point’ también tiene sus defectos, en forma de elementos que desentonan en la historia, como un detective al que la inspiración le llega en sueños o unas repentinas bodas que resultan, por muy fugaces que sean, demasiado cómicas para la ocasión. Pero la película arregla detalles como esos con gran agilidad, volviendo al tono que nunca debería perder algo que ha ido tan bien hasta el momento. En este caso el tono es de una formalidad inquietante, de un silencio incómodo y de una tensión creciente. Es otro Woody Allen el que firma esta película, en forma como en sus mejores días.

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