martes, 21 de noviembre de 2006

Crítica | MI QUERIDO KLIKOWSKY; La otra cara de una moneda que podría haber valido más

Cuando la dirección de una teleserie es correcta y el protagonista carismático podría decirse que la producción está bien encaminada. Pero no hay moneda sin dos caras, y si miramos ‘Mi querido Klikowsky’ desde otro ángulo de vista también podemos decir que la dirección tira más hacia lo rutinario y que el protagonista es el oasis en una zona de sequía de ideas y desértico talento interpretativo.

La premisa argumental que presenta ‘Mi querido Klikowsky’, que se emite cada lunes en el prime time de ETB2, es sencilla y, por qué no decirlo, es de esas que aunque muy vistas despiertan cierto interés. Se trata del choque de culturas, costumbres, formas de ser etc. Un argentino, el entrañable y romántico Saúl Klikowsky (Martín Gervasoni), se muda a la localidad vasca de Eibar para comenzar una vida en común con Arrate (Naiara Arnedo), su novia. Pero allí no solo tendrá que enfrentarse a las dificultades que supone un cambio de escenario de esa magnitud. En Eibar le espera el padre de Arrate, un hombre que amontona en su ser todos los tópicos del rudo, retrógrado y primitivo “vasco de pueblo”, ese que se burla del feminismo, pasea su ignorancia a voz en grito y se enorgullece de lo anticuado de sus ideas. Sobrevivir al imprevisible Txomin (Janfri Topera, “Txomín” para Saúl) será uno de los retos del argentino, además de acostumbrarse a un entorno no tan hostil como lo pintan.

‘Mi querido Klikowsky’ no es un retrato de la sociedad vasca, ni siquiera uno llevado al extremo. Los personajes de la serie son exageradamente abiertos y atrevidos, y no es cuestión de recurrir a otro tópico (bastantes hay ya en la serie) para calificar de cerrada a la sociedad euskalduna, pero la euforia que se respira en las conversaciones de esta producción no puede estar más alejada de la realidad. Aunque lo realmente malo de la serie es el no tener gracia, tan simple y duro como suena. No hay manera suave de decirlo, ‘Mi querido Klikowsky’ es una comedia frustrada, un producto cuyo guión deshace todo lo que el protagonista y el equipo técnico se esfuerzan en hacer, una serie que sin duda tendría buenas intenciones pero que se queda en nada.

En el capítulo de ayer, ‘Independiente radical’, la directora era Mireia Gabilondo, a la que se debe ‘Kutsidazu bidea, Ixabel’ (con Fernando Bernués, 2006). Contando con unos medios más bien escasos, Gabilondo rodaba el episodio al estilo sit-com, de una forma primaria y nada innovadora, de manera que todo el peso recae en la historia y en los personajes. En una serie como ‘Siete vidas’, con sus ágiles diálogos y sus divertidos protagonistas, la jugada hubiese sido acertada, pero el problema en ‘Mi querido Klikowsky’ es que no hay nada en el guión sobre lo que apoyar el peso, o al menos nada bueno. Los diálogos de la serie, a parte de tener como base situaciones mil veces vistas, son de una calidad que no aguanta el análisis más benévolo. Los chistes, si los hay, se meten con calzador a la primera ocasión que se presenta, y si no se presenta tal ocasión, se insertan de todos modos, haciendo quedar a los actores que tienen que soltarlos como los típicos y patéticos graciosillos de vergüenza ajena.

En ‘Independiente radical’, Kike Díaz de Rada decía estar “loco por ella”, refiriéndose al personaje de Mónica Van Campen, y Esther Velasco respondía: “yo ya sabía que estabas loco, lo que todavía no sabía era que era por ella”. Así de gracioso. Esther Velasco no es en absoluto una buena actriz, su sobreactuación sería reprobada por el peor profesor de teatro de escuela, pero también hay que decir que no es tarea fácil sonar creíble o, si es demasiado pedir, al menos no caer en el ridículo con semejantes frases que defender. Otro fallo del guión (otro más) es la acumulación de tramas. Como si de un ‘Hospital Central’ en clave de comedia se tratara, ‘Mi querido Klikowsky’ acumulaba ayer tres tramas, muy diferentes entre sí, en un mismo episodio: el plan para arruinar el negocio de los enanos (en la categoría de “malentendidos”), las innumerables inundaciones, amagos de mudanza y decepciones personales (categoría de “tira y afloja teatral”) y el asunto del ochote (categoría de “ridículo sin paliativos”). No serían muchas si no fuese porque los responsables no dan abasto con una sola y porque en una comedia de este tipo los continuos saltos de unas a otras crean cierto desconcierto.

Otra asignatura pendiente para Mireia Gabilondo es la dirección de actores, aunque lo mismo da que sea ella la encargada del episodio que que sean Fernando Bernués o Carlos Zabala, suele ser por méritos propios que los intérpretes de la serie no estén, en general, demasiado acertados. Solo se salva el protagonista, Martín Gervasoni, uno de esos actores cómicos (a la espera de verlo en otros registros) capaces de trascender el material más ridículo y menos elaborado. Gervasoni se las ingenia para ser divertido a pesar de que el diálogo, por estúpido, se empeñe a veces en cebarse con él (“buenos días se dice egun on, ¿buenas noches no debería decirse egun ‘off’?) y es capaz de resultar simpático con solo ponerse mal una boina. Es de esperar que este actor argentino sobreviva a ‘Mi querido Klikowsky’.

El resto del reparto, en cambio, no corre la misma suerte: Mónica Van Campen está más tensa que un poste, aunque a ratos su rigidez se agradece viendo el desmadre interpretativo de algunos de sus compañeros; Janfri Topera, que interpreta a Txomin, parece más cómodo con su papel, pero nadie podrá negar que su histrionismo llega a ser enormemente cargante; Ane Gabarain (Margari) exagera hasta decir basta; Paco Obregón, que por su físico parece un Alberto Jiménez que se ha echado 15 años encima, no convence y el teatral Kike Díaz de Rada tampoco; Naiara Arnedo y Patxi López, por su parte, son tan insustanciales como sobreactuados son el resto.

‘Mi querido Klikowsky’, que atraviesa su tercera temporada (todo un logro vistas las dificultades en la televisión de hoy), es una oportunidad perdida. Contar la historia de un inmigrante en Euskadi era un punto de partida con bastantes posibilidades que, además, podía funcionar como una manera de hacerse eco de una realidad social, aunque fuese en clave de comedia. Que Euskal Telebista o las productoras Globomedia y Pausoka no quisiesen meterse en el jardín de hacer un drama sobre este tema (algo que hubiese sido, por otro lado, bastante más interesante y necesario) es una decisión respetable, ¿pero sería tanto pedir que como comedia la historia fuese algo más efectiva?

(Foto: Martín Gervasoni)

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola. Creo que es un buen análisis del capítulo en cuestión. Algunos salen bien y otros salen mal. No se puede juzgar una serie de estas características por un solo capítulo. El presupuesto es muy apretado, la preproducción inexistente, el tiempo para hacer guiones es muy escaso y además, no se trabaja con equipos fijos, si no con free-lancers, de tal manera que al final cada episodio corre su propia suerte.

Para decir que una serie es fallida, desde un punto de vista profesional, hay que tener en cuenta los recursos de la producción y contrastarlos con los resultados obtenidos. Klikowsky tiene una audiencia estable y superior a la media de la cadena en su franja horaria. Como producto, es eficaz, es rentable, y da oportunidades a la gente local para trabajar, tanto a actores como a personal técnico.

Hay que ser justos con todos estos aspectos. Te diré, a modo de curiosidad, que muchos de los guionistas de la serie también escriben para los Hombres de Paco, Aída o 7 Vidas, así que realmente no es un tanto un problema de falta de solvencia de guionistas, y tampoco los defectos del producto se pueden achacar a los directores, que son gente con mucha experiencia. Yo estoy seguro que con el mismo equipo se podría hacer un producto de mayor calidad si se incrementaran los recursos a nuestro alcance, en concreto más tiempo y más dinero. Pero ese es otro cantar. En cualquier caso y como te decía al principio, hay capítulos mucho mejores y capítulos mucho peores.

Jacobo Bergareche
Productor Ejecutivo

Miguel Crespo dijo...

Te agradezco el comentario, muy especialmente viniendo de un miembro del equipo, y entiendo y respeto tu postura.

Solo aclarar que no es el único capítulo de la serie que he visto ni el único que me ha dejado esta impresión (es, insisto, mi opinión), pero siempre tomo como punto de partida un episodio concreto para mis comentarios, citas textuales, ejemplos, etc.

Anónimo dijo...

Mi querido klikowsky es lo peor que he visto en mi vida, pero paradójicamente también lo mejor.

Itziar dijo...

Pues yo debo ser una telespectadora sin ningún tipo de criterio de calidad, porque llevo 6 años viviendo en Barcelona y me enganché viendo un solo capítulo en unas vacaciones de visita a la familia en Bilbao.
Como no la tenía disponible en ningún canal, la ví en youtube, gracias a un fan que subió 79 capítulos (no sé si esos son todos). Habrá capítulos que sean más flojos que otros, pero en conjunto la serie me pareció genial. Conseguí que mi novio catalán se enganchara a la serie (lo que es un logro teniendo en cuenta que apenas ve la tele).Aida o Siete vidas jamás me han provocado tal adicción.
Me gustaría saber que serie es un ejemplo de buen humor para usted (sólo por curiosidad, por saber si realmente le gusta el humor o si le gusta el mismo que a mi).
Gracias

Andy dijo...

La verdad es que has crucificado a una serie que, si bien no es la mejor dentro del género, tampoco es la más floja, ni de lejos.

Los capítulos, en conjunto muy buenos, enganchan desde el inicio al final, a mi me parece una serie muy muy entretenida, quizás no aporte todo el humor que debería, pero alguna que otra risa sí que provoca.

Para mi gusto el personaje con el que más te encariñas es con Txomin (también he de reconocer que soy fan de Janfri Topera).

Dejando la subjetividad aparte, al que lea esto, le recomiendo encarecidamente la serie, y que no se crea nada de lo que se ha dicho en la entrada, primero que pruebe con un par de capítulos y seguramente descubrirá una forma un poco diferente de entretenimiento humorístico (y vaya si engancha ¿acaso miento, Itziar?).

Creo que te has pasado bastante, afirmando que es "una serie que sin duda tendría buenas intenciones pero que se queda en nada".

¿Si se quedase en nada no seguirían emitiendo temporadas no?

Ya van por la 6º temporada y con un gran éxito de audiencia de 18,6% y 178.000 telespectadores.

En fin... lo que hay que leer... quizá te precipitaste pensando que la serie no llegaría a más, pero la verdad es que ha remontado mucho.

Anónimo dijo...

Tú si que sabes. Es tán mala que tiene un 18% de audiencia en esa franja horaria, donde la competencia es feroz.

Ojala hubiese muchas series que te hagan reir como esta.

Es cierto que hay mejores y peores capitulos, pero hay algunos geniales, y eso que tras 6 temporadas es muy díficil mantener el tipo.

Unknown dijo...

yo soy de paraguay y tengo bajadas a mi pc todos los capitulos, soy fan del programa, solo que no se donde ver los nuevos capitulos